sábado, 8 de agosto de 2009

Lo que siempre quisimos ser

Era una tarde tranquila de verano. No sé si de junio, tal vez de agosto. Acomodábamos nuestros cuerpos en las paredes de aquella cabaña de madera. Eramos 3 imberbes muchachos, disfrutando nuestro presente. Solíamos pasar las tardes de fin de semana en aquella casa. Yo me empeñaba en creer que todo era imperfecto, que nos esperaba un futuro mejor para todos. No sabía cuanto de equivocado estaba. En aquella cabaña, compartiendo aquella puesta de sol adolescente con los dos amigos que me acompañaron desde la niñez, preguntándonos que iba a ser de nosotros entonces;todo era perfecto.

1 comentario:

M dijo...

Siempre pasa. Esperas que lo bueno aparezca sin darte cuenta de que ya ha llegado.

La pubertad era un refugio muy hermoso, aunque todos estuviéramos un poco más deformes que ahora.